Avergüenza el comportamiento de la izquierda en general y del PSOE de los últimos tiempos en particular, cuando miran por encima del hombro a quienes no piensan como ellos. Realmente, se sienten mejores que quienes están limitados por sus principios, y aquellos tienen la ventaja de no tener ataduras ni creencias, y esa es para ellos la verdadera libertad.
Pero lo suyo no es superioridad intelectual, no, es una soberbia moral que humilla porque se erigen en defensores de boquilla de pensionistas, desempleados, migrantes, desahuciados, del medio ambiente, de la pobreza, y ahora, en justicieros de la historia, de una historia que muchos de ellos ni conocen, pero que quieren cada día reescribir.
La verdadera lucha y la auténtica victoria fue la de toda la sociedad española que consagró en su norma fundamental que España era una país social y democrático, y no necesitamos redentores socialistas que abanderen estos principios porque ya les escribimos entre todos hace más de 40 años.
Necesitamos líderes nobles que no utilicen en sus discursos la foto y el aplauso fácil. Necesitamos gobernantes que den soluciones y no a los que buscan siempre un culpable. Necesitamos gestores públicos que sepan decir: no, cuando hay que priorizar recursos y asumir responsabilidades. Necesitamos alcaldes con criterio que no hagan lo contrario de lo que prometían cuando no gobernaban. Necesitamos líderes con conocimiento, experiencia y un proyecto para nuestro país y nuestra ciudad.
El PSOE local ni tiene ese líder ni tiene proyecto, lo vemos cada día lleno de torpezas, rectificaciones y contradicciones, tan solo les queda la soberbia y la conducta inquisidora de quienes obran con la displicencia que les otorga sentirse superiores moralmente cuando, sin embargo, sólo pretenden monopolizar la desgracia de los demás para evitar la suya propia; y mientras, los españoles y los burgaleses siguen trabajando, eso sí, para sacar adelante una sociedad que ya es mucho más responsable, más solidaria y más formada de lo que ellos creen. Ya no vale cualquier discurso. Os queda poco.